La mano de la princesa

Una conocida serie checa de dibujos animados cuenta, en sucesivos capítulos, la historia de una princesa cuya mano es disputada por un gran número de pretendientes.
Éstos deben convencerla para casarse con ella; distintos episodios muestran los intentos de seducción que despliega cada uno de ellos, de los más variados e imaginativos.
Así, empleando diferentes recursos, uno tras otro, pasan los pretendientes, pero ninguno logra conmover a la princesa.
Recuerdo por ejemplo a uno de ellos mostrando una lluvia de luces y estrellas; a otro, efectuando un majestuoso vuelo y llenando el espacio con sus movimientos. Nada. Al final de cada capítulo aparece el rostro de la princesa, el cual nunca deja ver gesto alguno.
El episodio que cierra la serie nos proporciona el impensado final: en contraste con las maravillas ofrecidas por sus antecesores, el último de los pretendientes extrae con humildad de su capa un par de anteojos, que da a probar a la princesa; ésta se los pone, sonríe y le brinda su mano.
En efecto; hay un interesante manejo de la tensión, que nos hace pensar, que nada conformará a la princesa. Con el paso de los episodios y por consiguiente, el agotamiento cada vez mayor de los artilugios de seducción, nos enojamos con esta princesa insaciable. ¿Qué cosa tan extraordinaria es la que está esperando? Hasta que, de pronto, aparece el dato que desconocíamos; la princesa no se emocionaba ante las maravillas ofrecidas porque no podía verlas.
Así que ése era el problema. Claro. Si el cuento mencionara este hecho un poco antes, el final no nos sorprendería. Podríamos admirar igualmente la belleza de las imágenes, pero encontraríamos algo tontos a estos galanes y sus múltiples intentos de seducción, ya que nosotros sabríamos que la princesa es miope. No lo sabemos: nuestra idea es que el error está en los pretendientes que ofrecen, al parecer, poco. Lo que hace el último, ya enterado del fracaso de los otros, es cambiar el enfoque del asunto. Mirar al problema de otra manera.

De no saber que este blog es un trabajo para la asignatura metodología matemática, quizás se sorprendería ahora como se sorprendió con el final de la historia anterior: sí, este blog va de matemáticas, pero hablar de matemáticas no es solamente demostrar el teorema de Pitágoras; es, además, hablar del amor y contar historias de princesas. También en las matemáticas hay belleza. Como dijo el poeta Fernando Pessoa: "El binomio de Newton es tan hermoso como la Venus de Milo: lo que pasa es que muy poca gente se da cuenta".

Quizás alguna vez se sintió como los primeros galanes. Siempre se esforzó por exponer las cuestiones matemáticas más bellas pero la mayoría de las veces, sus apasionados intentos no tuvieron la respuesta esperada.
Trataremos de acercarnos al galán humilde del último capitulo y cambiar el enfoque.
Yo también prefiero mirar las cosas de otra manera…mirar el arte con ojos matemáticos…
La idea es recorrer varias obras de arte, pensar libremente, imaginar con osadía y, parar cuando uno llega a algo que le entusiasma. Pero buscar esos puntos. No sólo esperar que lleguen. Estas líneas tienen ese propósito: entusiasmarles, conmoverles, enamorarles, sea con las matemáticas o con una historia que no conocían. Espero lograrlo.
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